Como todo buen hombre, estulto y empedernido, tengo una lista de errores por nombrar.
Hablo demasiado.
Pienso demasiado.
Siento demasiado.
Y a veces no siento.
Como en exceso.
Duermo en exceso.
Vivo en exceso.
Y a veces no vivo.
Creo de más.
Creo de más a la gente.
Creo saber de más.
Creo que es posible saber.
Soy compulsivo.
Repito conductas.
Escribo en rítmica de verso.
Escribo cualquier cosa.
Soy pretencioso.
Soy egoísta.
Soy narcisista.
Y a veces no soy nada.
He dejado que me pasen por encima.
He pasado por encima a los demás.
He callado lo que debí haber dicho.
He hablado de más.
A veces olvido soñar.
Otras sueño demasiado.
A veces olvido mirar.
Otras observo.
Creo que el mundo es poco.
No me conformo.
Y me conformo.
A veces soy mediocre.
He herido con mi boca de daga.
He dejado que me hieran.
He matado con mis manos caricias.
Y me han matado también.
No se escuchar.
No se reír.
No se volar.
Y a veces hago todo lo contrario.
Vivo el mundo de cabeza.
No entiendo a la gente.
Ni quiero entenderla.
¿Ya mencione que soy narcisista?
Soy sínico.
Soy desvergonzado.
Soy inmoral.
Y a veces espantado.
He endulzado bocas.
Me han endulzado los oídos.
He amado.
¡Vaya que he amado!
He decepcionado a la gente.
He dejado que se vaya.
La he retenido cuando debe irse.
Me he decepcionado a mí.
No he sabido apreciar.
He apreciado de más.
No he sabido rechazar.
¡He rechazado mil veces!
Digo “si” demasiado.
Digo “no” demasiado.
Digo demasiado “tal vez”.
Y otras veces no decido.
Uso demasiado "siempre".
Uso demasiado "nunca".
Uso demasiado los conceptos.
Y los conceptos no son nada.
Vivo en el pasado.
Vivo en el futuro.
Vivo el presente.
Y entonces olvido todo lo demás.
Pienso que digo.
Siento que digo.
Y me quedo a veces sin palabras.
…
Creo no tener más errores.
Y a veces creo tener de más.
Pero el error más grande de todos,
Es reconocer la belleza
Irreductible del error.
Y entonces me vuelvo a equivocar.