Tengo más mientras nada tengo. El árbol se
vuelve bambú, la flor se vuelve semilla, la nube deviene cielo. Y tomo el
macroscopio con ambas manos para mirar en las estrellas mi reflejo.
Todo fluye. Soy como el río que cae cuesta
abajo hasta el mar, cambiando su agua dulce por sal. Y me vuelvo un pez
profundo, nado en el tiempo y ni siquiera ha pasado.
Vuelo lejos. La palabra no existe, el lenguaje
es vano espejo. La crisálida brota como brotan los sueños, y toda hierba se
vuelve aliento.
Me abandono, renuncio a mí. La pérdida se
vuelve ganancia, la sombra se vuelve luz. Hago de cada noche todo día y de toda
voz un silencio. Me desnudo, me vierto, me libero.