lunes, 19 de noviembre de 2012
Escalera al cielo
domingo, 14 de octubre de 2012
Nada
lunes, 28 de mayo de 2012
Mina
Tomamos una varita cada quien y empezó la cacería. Los renacuajos no son nada torpes, hay que tomar la vara fuerte, poner el frasco en el momento adecuado y empujar. Cazamos unos siete, todos negros y regordetes. En verdad eran algo desagradables, pero Mina no se fijaba en esas cosas, por eso era mi mejor amiga.
martes, 24 de abril de 2012
La tumba
lunes, 26 de marzo de 2012
Aves
Justo en la orilla del parpado, en espera de un ligero apretón, paralizadas como cristales, yacen las gotas saldas de mis ojos. Aprieto los puños en medio del vacío de la espera solitaria. Presiono fuertes las mandíbulas y las pestañas en busca de alguna señal de vida, pero mis ojos ya son dos piedras, dos flores secas que no dan más polen.
El mundo pasa en un segundo ante mi rostro. Los bares de mala muerte, el sexo pasajero, las drogas, los corazones rotos. Y en el tibio consuelo de tus dedos cruzando los míos me recuerdo como un ser frágil y bondadoso.
Tejo en el aire desiertos, las palabras se construyen del más puro aliento, como casuchas que derriba el aire fácil. Pero mis ansias locas de plasmar al mundo en un papel son mucho más. Ella miró de cerca la desnudez de mi alma triste y pasajera, pero apasionada. En mis labios bebió del néctar de mis sueños y creció como el rizoma en mis brazos. Hoy somos aves.
Y por más que queramos aferrarnos a la tierra, por más que el huerto nos reclame, ya nuestras manos alas son. Volemos, emprendamos el viaje por rumbos distintos, tan sólo para ver qué es lo que pasa; y si en dado caso el viento nos encara de nuevo, seremos un pájaro de dos cabezas, en medio de un cielo de brillantes estrellas.
domingo, 5 de febrero de 2012
A Mariana...
Atrapado en el pecho, en el rincón más alejado y obscuro, escurriendo como gota de lluvia en el cristal, yace mi llanto adormecido, callado, profanando mis sentidos. La fría transparencia de mis ojos, el reflejo de mis manos, son un vestigio de existencia. No hay cordón que una la soga con mi cuerpo, me alejo del mundo en un suspiro, me disuelvo como tinta en el agua y me vierto entre sombras tenues, tranquilas.
Aún puedo recordar tu sonrisa iluminando mi camino, llenando de luz el espacio y las tinieblas, y a todo aquel que tocabas. Tu risa es aún un bello estruendo en el silencio; tus ojos, esos espejos tristes y alegres, ávidos de vida y de riqueza, son todavía los cuadros más bellos que he colgado en las paredes de mi recuerdo. Y la palabra no dicha que te mostraba sincera, siempre cálida y encendida como tus labios al hablar.
Eres ausencia presente, como la ausencia de todo aquel que ya se ha ido, pero esa sonrisa, esos ojos y esa risa, son el fulgor de los momentos parpadeando, recordando que la vida es un suspiro y tan sólo por eso vale la pena, con el ímpetu de los riachuelos y las cascadas, con alas de mariposa revoloteando en vez de temer a la lluvia, al silencio abismal, al majestuoso correr de los instantes.
Sí, mi alma languidece como la niebla, mis manos cansadas se dislocan y mis ojos tristes se derriten entre sombras; pero también me transformo en el tiempo, en el espacio sideral; tomo mi cuerpo y tomo la vida entre destellos, caminando a través de los escombros que he dejado. Y justo ahí, en ese aparente holocausto, me monto en el dragón serpiente y devengo en decenas de formas, respirando el polvo cósmico entre luces, para soñar con mis propios ojos que despiertan.
Sí, dulce es la miel de la finitud, dulces tus ojos. Y aún en plena suerte de vivir y no vivir, en justa marea de incertidumbre, puedo mirar tu sonrisa distenderse y mostrar el sentido de las cosas al pasar, mientras la lágrima que corre se vuelve una gaviota cayendo, emprendiendo el vuelo en picada hacia mi boca, en donde la sal se mezcla con mis sueños creando también una sonrisa.
domingo, 8 de enero de 2012
Abeja
Me mezclo entre letras ajenas, abejas sacudiendo mi cabeza tras la miel.
Por un lado, las figuras me seducen los ojos, me enloquecen las manos. Por otro, recuerdo viejos amores. En otro fumo sombras y huelo a hierba mojada.